Hablar de tolerancia hacia las diferentes culturas es insuficiente e, incluso, puede tener connotaciones de jerarquización entre ellas. Hay que hacer una apuesta clara por una sociedad intercultural y eso significa posicionarse a favor de promover el mestizaje cultural, generador de riqueza individual y grupal.
Para ello, hay que trabajar no sólo con las personas sujetas a exclusión sino también con las excluyentes; no sólo con el profesorado, sino con toda la comunidad educativa.